Entrevistamos a Pepa: en ruta cumpliendo un sueño
0| Actualizado el 9 diciembre 2019
«Darme cuenta de que todo depende de mí es una de las cosas más difíciles y liberadoras que he sentido nunca» así de claro se expresa Pepa, en ruta sin billete de vuelta por América Latina transmitiéndonos sus aventuras a través del blog Viajes Terapéuticos. ¡Nos lo cuenta!
¿Quién es Pepa y por qué decide emprender un viaje sin billete de vuelta?
Me llamo Pepa, tengo 27 años y antes de empezar el viaje trabajaba como psicóloga.
La idea de hacer un viaje largo era un sueño que tenía y que me dediqué a alimentar durante mucho tiempo. Mientras alimentaba la idea de que vivir viajando era posible me dediqué a leer muchos blogs de viajes y ahí surgió la idea de tener yo uno. Siempre me gustó escribir y quería poder ayudar a otros viajero/as a trazar sus rutas. Ahora mismo el blog va evolucionando igual que yo y se ha convertido en un espacio donde ir volcando diferentes cosas relacionadas con el viaje, entre ellas mi propia experiencia.
¿Tenías previsto un itinerario o vas trazándolo un poco más en ruta?
Me planteé una primera etapa hasta Colombia a partir de la cuál decidiría si quería seguir o volver. Todavía no tengo una respuesta clara. Lo que siempre tuve claro es que quería volver cuando sintiera que era el momento, no por haberme puesto una fecha determinada mucho tiempo antes.
Más allá de un orden de países de sur a norte, no tengo trazado mayor itinerario. Voy improvisando y planificando un poco cuando llego a los países.
¿Cómo fueron los comienzos de este viaje por Uruguay?
Los comienzos de viaje por Uruguay fueron complicados. Aterricé en plena temporada alta en un país caro de sol y playa lleno de gente en modo vacaciones. Tardé unas semanas en asimilar que estaba empezando un sueño, que había dejado todo atrás (mi trabajo, mi gente, mi piso compartido) y que me tocaba a mí sola empezar a tomar todas las decisiones de mi vida.
¿Y la siguiente etapa en Argentina? ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de este país?
En Argentina todo fue amabilidad y hospitalidad, tanto que en un mes y medio y siete lugares visitados sólo me alojé en 3 hostales. La gente me acogió como si fuera de la familia y me fueron preparando asados en todas las casas en las que me alojé. Me he quedado con ganas de conocer más pues dejé el norte para ir después de Chile pero por mal tiempo no me ha sido posible cruzar la frontera desde San Pedro de Atacama. Claramente es un país al que volveré.
¿Puedes compartir con nosotros alguna de las anécdotas más divertidas que te haya ocurrido hasta ahora?
En el Valle del Elqui, en Chile, me junté con tres amigos para recorrer los pueblos de la zona. Conseguimos hacer autostop cuatro personas varias veces lo que da bastante subidón porque nunca esperas que una persona vaya sola en el coche y le abra las puertas a cuatro desconocidos. Después de haber recorrido dos pueblos subimos un pequeño cerro de una montaña y de la adrenalina que teníamos empezamos a gritar desde la cima «gracias mundo» «gracias vida» y a jugar con el eco. Varias personas del pueblo nos gritaron y saludaron y otras contestaban al eco. Diría que es uno de los momentos más mágicos del viaje aunque la gente debió pensar que estábamos locos.
Parece que has tenido un flechazo con Valparaíso, ¿qué es lo que te ha enamorado de esta ciudad?
¡En Valparaíso me acabé quedando casi un mes y medio! Lo que enamora es el ambiente, los cerros grafiteados, la vida bohemia, el arte en la calle, la música en directo, la poesía leída en una plaza, las clases de tango a la gorra que se hacen en otra, vivir en un cerro lleno de viajeros que hacen que acabes sintiéndote en casa. Es una ciudad con una magia especial difícil de explicar.
Después de tantos meses de aventuras, ¿cuáles son tus sensaciones? ¿Qué es lo que te está gustando más de la experiencia y lo que, en cambio, se te está haciendo más difícil?
En todo este tiempo sería difícil resumir cuáles son mis sensaciones porque son muy cambiantes y van por etapas o días. Ha habido momentos de felicidad absoluta y otros de sentirme más sola, lo que nunca cambia es la sensación de que todo lo vivido vale la pena.
A veces cuesta ser consciente del momento en el que estoy porque pasan tantas cosas en el día a día que no da tiempo a pararse y pensar «vaya, realmente estoy cumpliendo un sueño.»
Eso sí, cuando me paro y lo asimilo no se me borra la sonrisa de la cara.
Darme cuenta de que todo depende de mí es una de las cosas más difíciles y liberadoras que he sentido nunca. Hay que resolver todo lo que se pone por delante y a la vez aprendes que puedes con cualquier cosa. Lo que más me gusta de la experiencia es tener todo el tiempo disponible para realmente saber qué quiero hacer y poder cumplirlo, soy completamente libre de moverme a mi antojo.
Me encanta también conocer gente de diferentes partes del mundo y poder compartir visiones de diferentes modos de vida, te abre y flexibiliza mucho la mente.
Definitivamente lo más difícil son los momentos de echar de menos, de querer compartir con amigos o familia que no están en este momento en el día a día, todo lo demás se va solucionando sobre la marcha.
¿Qué consejo darías a los que estén planteándose lanzarse a un viaje sin billete de vuelta?
Simplemente que lo hagan, que se escuchen y se permitan cumplir sus sueños. No hace falta tenerlo todo pensando, no hace falta saber todo lo que va a pasar, ni como va a ser. Tampoco hace falta ser millonario. A veces ni siquiera confiar en uno mismo al 100%. La ruta te va dando lo que necesitas, los aprendizajes se van a suceder constantemente, es una de las mejores maneras de conocerse a uno mismo y poder comprender que hay mil maneras de ver el mundo.
¡Mil gracias por esta entrevista Pepa! ¡Seguimos tus aventuras en el blog!
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