Las tradiciones de Fin de Año más curiosas alrededor del mundo
0| Actualizado el 13 diciembre 2023
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, ¡feliz Año Nuevooooooooo!
No, este año no te vas a cortar. Tostas de salmón ahumado, huevas de caviar, jamón de la cesta de Navidad, Rioja del año de nacimiento de tu abuelo, Anne Igartiburu y los malditos cuartos, bandeja de turrones y cuenquitos de uvas, cotillones y purpurina, RO-SA-LÍ-A a toda leche, Freixenet para todos, buenas resoluciones (#NewYearNewMe), ¡esto sí que es una fiesta de nochevieja Tra-Tra! O por lo menos, es una nochevieja a la española. Pero si estás harto y estás pensando en hacer una escapada de Fin de Año, te contamos cómo lo celebran en el resto del mundo. ¡Si lo que buscas es un fin de año diferente, sabemos dónde tienes que ir! Pequeño repaso a las tradiciones de nochevieja más insólitas del mundo entero.
En Oceanía celebran el Año Nuevo antes que todos los demás
¡En el juego de los husos horarios, está claro que hay algunos tramposos! Los primeros que pasan a 2019 son los 110 000 habitantes de las Islas Kiribati, en pleno corazón del Pacífico. En el año 2000 decidieron cambiar el huso horario del archipiélago (ahora GMT+14 respecto a Greenwich) para estar seguros de empezar el año antes que todos los demás. De hecho, la bandera de Kiribati es bastante sugestiva: el sol que se eleva en el horizonte sobre el Pacífico.
A 4500 km al sudoeste de los Kiribati, Nueva Zelanda (GTM+12) es el primer gran país que celebra el pasaje al nuevo año. A medianoche, los habitantes de Wellington y Auckland salen a la calle para hacer el máximo ruido posible, ¡y para ello no temen utilizar hasta sus cacerolas!
En Portugal no comen uvas, sino pasas…
Y los españoles nos sorprendemos cada vez, como si lo de comer 12 uvas a medianoche atragantándose todos los años fuera lo más normal. En Portugal comen 12 uvas pasas y en Italia, lentejas. No 12, sino más. De hecho, cuantas más, mejor, pues son un símbolo de riqueza y abundancia para el año que viene.
¿Y los franceses? En Francia, el 31 por la noche la música se apaga a las 23h59 y da paso a una cuenta atrás de 10 a 1. Lo que sigue no es muy diferente a lo que sucede en nuestro país, salvo por una excepción. En el país galo tienen la costumbre de empezar a desear felices fiestas a mediados de diciembre y el año nuevo hasta el 31 de enero. A veces, incluso hasta más tarde.
Los escoceses sacan la botella de whisky a medianoche
Porque es importante consumir productos artesanales locales y bio, en Escocia salen a calle con la botella de whisky en la mano. Si se cruzan con alguien, comparten un vasito. ¿Que si le añaden coca cola? No, no creo.
Los daneses rompen su vajilla
Los platos usados, los vasos que ya se han utilizado demasiado, los daneses han encontrado una solución muy simple: romper su vajilla delante de la casa de sus amigos. ¡Qué majos! Nos queda la duda de si sus vecinos suecos hacen lo mismo con su vajilla Ikea. ¡Una tradición para atraer la buena suerte!
En la misma línea, los sudafricanos lanzan sus muebles y electrodomésticos por la ventana. No debe ser nada agradable que te caiga una lavadora en la cabeza.
En Ecuador queman muñecos
¡Pero no los de sus hijos! ¡Tan mala leche no tienen! Los ecuatorianos queman delante de la puerta de sus casas muñecos hechos de trapo o de papel maché que representan el año que se acaba. Los más jóvenes saltan por encima de las llamas, en una versión de diciembre de nuestro San Juan. En medio de este jolgorio, los petardos y los fuegos artificiales nunca fallan.
Los sudamericanos son bastante supersticiosos, así que no dudan en utilizar todos los medios posibles para poner la suerte de su lado y que sus deseos para el año nuevo se realicen. Por ejemplo, aquel que desea viajar todo el año debe correr alrededor de su bloque de casas con una maleta en la mano a medianoche.
Y mientras tanto, sus vecinos los peruanos arreglan sus cuentas en un ring de boxeo.
En Japón, la gran limpieza
Para comenzar 2019 con buen pie, los japoneses van a comenzar días antes a limpiar y purificar su casa. Se cambia el papel pintado, se airean los tatamis, se modifica la decoración, se pagan todas las cuentas pendientes y se instalan ofrendas y decoraciones delante de casa. La Nochevieja Ōmisoka tiene lugar, de forma general, en familia. Eso sí, los jóvenes tokiotas empiezan a pasar de toda esta tradición y prefieren salir a bailar los grandes éxitos del año.
Los budistas japoneses van al templo para escuchar los 108 golpes de gong que simbolizan el número de pecados cometidos por una persona en un año. Aprovechan también para degustar el primer vaso de saké del año. Tras esto, se echan una cabezadita reparadora y se levantan a la aurora para observar el primer amanecer del Año Nuevo.
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