Voluntariado con animales en Tailandia
0| Actualizado el 16 septiembre 2020
Quizá ahora no es el mejor momento para viajar, pero nunca está de más planear e incluir en nuestra lista de viajes cosas que nos gustaría hacer, ¿no?
En mi caso, eso es lo primero que hice cuando decidí lanzarme a mi viaje en solitario. No hice una lista de países que quería visitar, sino de experiencias que me gustaría vivir. Te confieso que varias de ellas aún las tengo pendientes.
Imágenes y texto por Marta Negro de Trueque and Travel.
Algunas de estas experiencias eran:
- Ver / nadar con delfines en libertad.
- Pisar el hielo del lago más profundo del mundo, del lago Baikal.
- Hacer paracaidismo.
- Hacer un voluntariado con animales.
- Ir a un retiro de meditación.
- Hacer autostop.
Mi viaje de un año se acortó a 7 meses, aunque tuve la oportunidad de tachar varias experiencias de mi lista. Una de las que pude tachar fue hacer un voluntariado con animales.
Voluntariado con perros callejeros en Tailandia
Tengo que confesarte dos cosas: Tailandia era uno de los países que nunca pensé en visitar, por aquello de que está tan explotado turísticamente y, por otro lado, la idea de hacer un voluntariado con animales estaba más ligada a una experiencia con orangutanes en Borneo. Aunque, lo bonito de los viajes es que son impredecibles, y que todos los planes que hacemos suelen ocurrir al revés, o no ocurrir. Y es lo que me pasó a mí.
La experiencia de hacer voluntariado con animales en Tailandia me ha cambiado la vida. Y ahora verás por qué.
Después de un mes de invierno en Rusia, bajo temperaturas inhumanas, decidí que necesitaba tener una fecha de salida. Buscando vuelos, y destinos para encontrarme con mi pareja en un lugar más cálido, resultó que Rusia tiene vuelos directos con Tailandia a muy buen precio. Así que decidí poner rumbo a tierras tailandesas. Antes de llegar, tenía claro que no quería ir a las zonas turísticas, así que una forma de salir de ellas, fue buscar voluntariados con animales.
Para mi búsqueda utilicé Workaway y Google. Encontré algunas propuestas con elefantes, muy atractivas, aunque después de informarme acerca de todo lo que ocurre con los falsos santuarios, decidí no arriesgarme. Al final, me decanté por un voluntariado con perros callejeros.
Si quieres saber más acerca de los santuarios y voluntariados con elefantes en Tailandia, te aconsejo que escuches mi podcast “Día 153. Porqué no debes subirte a un elefante en Tailandia y en ningún sitio del mundo”.
Si vas a Tailandia, vas a poder ver que la problemática con perros es evidente. Existen varias asociaciones intentando esterilizar a todos aquellos que malviven en las calles, pero se calcula que hay más de 600.000, por tanto, es muy difícil lograrlo. Además, después de que en 2012 se prohibiese el comercio de carne de perro en Tailandia, la población aumentó.
Muchos de ellos, acababan en camiones clandestinos hacia el mercado de carne de Vietnam, que algunas veces eran interceptados y los perros terminaban en perreras del gobierno, las cuales no tienen muy buenas condiciones.
Así que la mayoría de las asociaciones que hay en Tailandia, rescatan perros de las calles o bien de las perreras del gobierno.
Y ahí terminé yo, en una asociación con más de 600 perros callejeros, al noroeste de Tailandia, en Khon Kaen.
La asociación se llama Saved Souls Foundation y debo confesar que están desbordados. Cada día, alguien da un aviso de un perro en malas condiciones en el pueblo, de un perro atropellado o de una madre con 5 o 6 cachorros a los que, debido a su malnutrición, no puede atender. Es por ello, que la tarea del voluntario es muy importante.
Durante mi primera estancia, te adelanto que fui tres veces en estos 7 meses de viaje, estuve 10 días. Mi principal tarea era ayudar en la clínica.
Cada día, sacaba a los perros de sus jaulas, los ponía sobre la mesa del veterinario y les sujetaba mientras les hacían las curas pertinentes. Un trabajo duro, aunque muy gratificante. Se podía ver cómo poco a poco algunos perros iban mejorando, o iban cogiendo confianza contigo y cada mañana se alegraban moviendo el ratito cuando aparecías.
Te voy a ser sincera, también vi casos de perros que empeoraron, peleas y fallecimientos, uno, incluso, en mis brazos. Aún así, no cambiaría la experiencia por nada. Además de ayudar en la clínica, el voluntario debe hacer una tarea más importante aún: socializar con los perros. Sacarles a pasear, entrar en sus jaulas o simplemente sentarte con ellos hasta que confían lo suficiente en ti como para dejarse tocar. Algo que sólo hacen los voluntarios, por lo que sin ellos, los perros tienen sus necesidades básicas cubiertas de limpieza y comida, pero no de socialización.
Y durante esas tareas de socialización, conocí a Teaspa. Una perrita muy tímida que terminó confiando en mi, tanto que he acabado adoptándola.
Es una larga historia, pero el hecho que decidiese adoptarla, me hizo regresar al refugio en dos ocasiones más, teniendo la oportunidad de compartir mucho más tiempo con la familia tailandesa/holandesa que gestiona el refugio.
La historia de adopción daría para otro artículo completo, aunque puedo decir que después de más de cuatro meses de papeleos, de logística y vuelos, Teaspa está disfrutando de su nueva vida en Escocia.
Así que al final, este voluntariado en Tailandia, no sólo cambió mi vida, sino también, la suya. Es por ello que te animo a que en tu próximo viaje, incluyas un voluntariado con animales, para hacerlo mucho más memorable.
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