Flygskam: ¿cuáles son las alternativas al avión?
0| Actualizado el 10 octubre 2019
Cada año se realizan una media de 38 millones de vuelos comerciales, lo que equivale a 1,2 vuelo cada segundo. Según la Agencia Ambiental Europea (EEA), un avión contamina hasta 20 veces más que un tren. Un pasajero en avión emite 285 gramos de dióxido de carbono por kilómetro volado, mientras que en tren tan solo 14 gramos de CO2 por kilómetro, o dicho de otra forma, un vuelo entre Londres y Nueva York contamina lo mismo que calentar una casa durante un año entero.
Sin embargo, la conciencia ciudadana para minimizar los efectos del cambio climático no para de aumentar. Ejemplo de ello es el movimiento conocido como flygskam.
¿Qué es flygskam?
Flygskam o “vergüenza de volar” hace referencia al movimiento de origen sueco que urge a los pasajeros a reducir de manera significativa su huella de carbono y a buscar alternativas al avión, sobre todo en los desplazamientos de corta duración.
A raíz del flygskam, han surgido otros paralelos como el tagskryt u «orgullo de viajar en tren» o el smygflyga, «volar en secreto», para aquellos que viajan en avión, pero lo esconden.
Flygskam va de la mano con el término slow travel (“viajar sin prisa”), ya que unirse a este movimiento supone cambiar nuestra manera de viajar: alargar el tiempo de nuestros trayectos y viajar con menos frecuencia. Pese a esto, no hay que ver esto como algo negativo, sino como una manera de aprender a apreciar y valorar el viaje. Al fin y al cabo, el trayecto también forma parte de este. Cuando viajas en tren o en coche, tu aventura comienza en ese mismo momento, a diferencia del avión, que es un viaje casi instantáneo.
Si tú también quieres unirte a estos movimientos, aquí tienes tres rutas alternativas al avión que te harán, sin duda, disfrutar de tu viaje y vivir una experiencia única.
De Europa a Asia en tren
El Transiberiano es la línea de ferrocarril más larga del mundo que cruza todo el norte de Asía hasta llegar al Mar de Japón.
Su ruta principal es:
Moscú – Nizhny Nóvgorod – Perm – Ekaterimburgo – Omsk – Novosibirsk – Krasnoyarsk – Irkutsk – Ulán-Udé – Chitá – Társkaya – Jabárovsk – Vladivostok.
Para realizar el viaje completo, sin paradas, se necesitan siete días y pasar por ocho zonas horarias diferentes, aunque lo más común es hacerlo por tramos y con paradas en las principales ciudades.
A esta red se le unen dos más que conectan Rusia con China y Mongolia y que según su recorrido tienen un nombre diferente.
El Transmanchuriano se dirige hasta Pekín sin pasar por Mongolia:
Moscú – Nizhny Nóvgorod – Perm – Ekaterimburgo – Omsk – Novosibirsk – Krasnoyarsk – Irkutsk – Ulán-Udé – Chitá – Társkaya – Zabaikalsk – Manzhouli – Harbin – Pekín.
El Transmongoliano también tiene como destino Pekín, pero, a diferencia del Transmanchuriano, este pasa por Mongolia:
Moscú – Nizhny Nóvgorod – Perm – Ekaterimburgo – Omsk – Novosibirsk – Krasnoyarsk – Irkutsk – Ulán-Udé – Naushki – Sühbaatar – Ulán Bator- Zamiin Uud – Erlyan – Datong – Pekín.
Cruzar el charco en barco
Seguramente te estés imaginando cruzando el Atlántico en uno de esos grandes cruceros transatlánticos. Sin embargo, existe una alternativa más económica y con menos lujos (todo hay que decirlo).
¿Por qué no surcar los mares a bordo de un buque de carga?
Existen numerosos buques de carga que ofrecen la posibilidad de comprar un billete como pasajero por unos 45 y 90€ al día (o si tienes un poco de suerte, incluso gratis). La tarifa incluye comida y camarote, por supuesto. En general, los buques de carga pueden transportar un máximo de 12 pasajeros, por lo que las plazas son limitadas.
Si quieres vivir una verdadera #AventuraAsegurada y disfrutar de los viajes a la antigua usanza, ¡esto es lo que necesitas!
Por ejemplo, podrías hacer de Algeciras a Nueva York en 19 días, pasando por Norfolk, Savannah y Miami o de Valencia a Buenos Aires con parada en Tanger, Salvador de Bahía, Santos, Itapoa y Paranagua en 23 días.
Además, existe otra opción llamada barcostop, que se trata de viajar en barco (puede ser desde un velero hasta un crucero) sin pagar nada o a cambio de trabajo. La manera más sencilla de hacer barcostop es presentarse en el puerto y hablar directamente con los trabajadores y/o capitanes, aunque también hay webs especializadas como: crewing, foatplan, crewplanet ofindacrew.
Hacer barcostop es experiencia única que supone todo un reto personal. Tu viaje en barco te dará mucho tiempo para reflexionar, aprender y conocer gente interesante.
De Cádiz a Chipre en bicicleta
Cada vez son más los que se apuntan a este tipo de viajes. Además de ser el medio de transporte más ecológico de todos, es saludable y te permite ir viendo el paisaje adaptando el recorrido a tu ritmo.
Viajar en bicicleta es una muy buena alternativa al avión. Con la red EuroVelo, la red europea de rutas ciclistas, podrás recorrer el continente europeo pedaleando. Actualmente existen 14 rutas en bicicleta que recorren más de 45.000 kilómetros.
Una de las rutas va desde Cádiz hasta Chipre, pasando por Francia, Mónaco, Italia, Eslovenia, Croacia, Bosniza-Herzegobina, Montenegro, Albania y Grecia. ¿No es increíble?
¡Porque lo importante no es el destino, sino el camino!
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