El Tíbet, un viaje al techo del mundo de areveure.cat
0| Actualizado el 11 diciembre 2019
El Tíbet, tierra mítica y misteriosa con una cultura única y célebres templos sagrados y montañas interminables, de gente amable que no pierden la sonrisa y protagonista de multitud conflictos geopolíticos. Si estás buscando un lugar en el que reine la paz con paisajes y una naturaleza increíble, definitivamente el Tíbet es tu lugar. Genís, del blog areveure.cat, acaba de llegar de allí y nos ha contado cómo es viajar al Tíbet.
¿Se puede viajar por libre al Tíbet?
Actualmente no es posible visitar el Tíbet por libre. El control que ejerce China sobre la región autónoma del Tíbet limita prácticamente cualquier posibilidad de moverte sin restricciones. En este contexto, es necesario previamente contratar una agencia para que te pueda autorizar el acceso y tramitar toda la documentación que requiere el gobierno chino. Nosotros apostamos por una agencia local con experiencia contrastada y con todo el personal autóctono, Tibet Native. Meses antes de la llegada, por email y teléfono, concretamos una ruta de 10 días en base a nuestros intereses, así como todas las condiciones del servicio. Ágiles, colaborativos, profesionales. ¡Una decisión más que acertada!
¿Necesitas un permiso especial?
Efectivamente, para poder viajar al Tíbet es necesario disponer de un permiso especial, el Tibet Travel Permit (TTP). Antes de nada, el primer paso consiste en obtener el visado para China. Una vez lo tienes en tu pasaporte, debe ser la agencia tibetana quien tramite el TTP a la Tibet Tourism Bureau (TTB), indicando tus datos personales, los de la agencia, las fechas del viaje, además de la ruta establecida dentro del Tíbet. Es un proceso que puede demorarse hasta 15 días, así que debes tenerlo presente mientras organices tu viaje para gestionar bien los tiempos. Todo debe cuadrar y sin este documento (que es complementario al visado chino), uno no puede entrar de ninguna forma al Tíbet.
Para viajar al Tíbet, elegiste el famoso Tren de las Nubes, ¿cómo fue la experiencia?
¡Una experiencia increíble! Una decisión más que acertada y totalmente recomendable recorrer China de este a oeste, desde Beijing hasta Lhasa, mediante el Transtibetano. Fueron prácticamente dos días enteros en los que avanzamos por toda la geografía china, superando macro-ciudades, luego zonas más rurales, el altiplano del Tíbet (con un paso ferroviario por sobre de 5.000 metros, el más alto del mundo) hasta llegar a la capital, Lhasa. Fue interesante convivir con multitud de locales que tenían ganas de conocer esta parte del país. Una llegada por todo lo alto.
¿Cómo es el alojamiento en el Tíbet?
El Tíbet está bien acondicionado en términos de alojamiento. Las principales ciudades del país (Lhasa, Shigatse o Gyantse) tienen una oferta de hoteles de todos precios y prestaciones. Seguro que puedes encontrar alguna que encaje con tu forma de viajar y presupuesto. En zonas más rurales o de alta montaña siempre podrás encontrar alguna guesthouse, más sencilla y rústica que los mencionados hoteles, pero bien equipada. En todos los casos, la gestión ha sido fácil.
¿Cuál es la mejor época para viajar al Tíbet?
Estuvimos en el Tíbet unas semanas en julio y agosto, una buena época del año para conocerlo, puesto que el frío no es severo y las lluvias -aunque diarias- moderadas. Esto permite hacer trekkings o desplazarte por el país sin mayores problemas. Desde mayo hasta finales de septiembre son los meses más recomendables, si bien al ser temporada alta, los precios de los alojamientos y actividades son ligeramente superiores. La otra mitad del año, con una climatología de frío y nieve, ciertas actividades son complicadas de realizar e incluso algunas zonas naturales están cerradas al público.
El Tíbet es la región más alta de la tierra, con una altitud media de 4900 metros, ¿sentiste el mal de altura?
Dada la altitud, es muy recomendable una buena aclimatación (Lhasa se encuentra a 3.600 metros). Para ello, es importante pasar unos 2-3 días en la capital antes de emprender cualquier excursión, y realizar actividades tranquilamente (¡subir unas escaleras pueden convertirse en una ascensión al Everest!). El cuerpo se adaptará a la presión atmosférica, al menor oxígeno en el aire, a los cambios de temperatura, etc. Sentimos el mal de altura las noches que dormimos por encima de los 5.000 metros, notando la falta de oxígeno. Para sobrellevarlo: mucha hidratación, comer bien, tomárselo todo con calma y no forzar el cuerpo si el dolor de cabeza aprieta. En este caso, tocará bajar. Más allá de algún momento puntual, siguiendo estas pequeñas pautas, no tuvimos ningún impedimento.
¿Sufriste censura en Internet a la hora de acceder a ciertas webs occidentales?
La censura está a la orden del día. Si bien en el Tíbet se puede tener acceso a Internet, ni Google, ni Facebook, ni WhatsApp, ni Instagram, ni ninguna red social de las más habituales está habilitada. También hay censura con los medios de comunicación globales, que no estén escritos en chino. Es común hacer uso de herramientas como una VPN para poder “saltar” estas restricciones, pero francamente fue imposible poder conectarnos a todas estas aplicaciones durante nuestra estancia.
¿Es fácil comunicarse sin saber tibetano?
Si bien la mayoría de la gente solo pilota el tibetano (incluso el chino pude ser complicado para muchos de ellos), en Lhasa y las principales ciudades es relativamente fácil encontrar a locales que hablen inglés, cuando estos están relacionados con el sector del turismo. Los tibetanos son gente increíblemente amable, muy agradable, con una sonrisa impregnada en su rostro. La comunicación fue sencilla puesto que el guía local nos ayudó con la traducción en cualquier momento que lo necesitamos, así que no te preocupes.
¿Cómo es la comida tibetana?
La comida tibetana es simple, con ingredientes básicos como la cebada, las patatas y el arroz, que se combinan en diferentes formas para conseguir unos pocos platos. Pero al mismo tiempo, se trata de una cocina muy sabrosa, dadas las especies y verduras que acostumbran a llevar.
El thupka consiste en un caldo con especias, fideos caseros y carne de yak que no tiene desperdicio. Sin duda, uno de nuestros favoritos. También los momos, unas simpáticas empanadas de pasta rellenas de carne, setas o verduras. Haciendo un símil con la comida japonesa, serían el ramen y las gyozas tibetanas, para entendernos. ¡Dos imprescindibles!
¿Qué tal fue tu experiencia en el Everest?
Si eres un apasionado de la montaña y la naturaleza, tener la oportunidad de acceder al Everest (o Qomolungma, como lo llaman los tibetanos) te va a entusiasmar, flipar. Rodado de picos impresionantes que superan los 7.000 y 8.000 metros, el Everest se alza delante de tus ojos, en un paraje de película. Para los más precavidos, hay la opción de subir y bajar el mismo día (y poder evitar el posible mal de altura), pero nosotros nos quedamos a dormir en el propio campo base, a los pies de la montaña, pudiendo así también contemplar -bien abrigados- todo el paraje a primera punta de luz.
Si quieres llegar al primer campo base del Everest, es necesario tramitar previamente un permiso especial. Debe ser la agencia tibetana quien solicite al gobierno chino la autorización. Sin embargo, hay que estar atento a las normativas, porque cada año va cambiando la forma y condiciones impuestas a los visitantes.
Para acabar, ¿algún consejo para aquellos que quieran viajar al Tíbet?
Aconsejaría a cualquier viajero que se prepare el viaje desde un punto de vista cultural. Algún documental, alguna película, alguna lectura sobre el Tíbet, sobre el budismo y la historia más reciente del país. Un pequeño contexto que ayudará a entender y comprender la situación actual y la forma que tienen los tibetanos de entender la vida.
A nivel más práctico, sería aconsejable pensar en una mochila que incluyera ropa de verano e invierno (independientemente de la época del año), puesto que la altitud no perdona y los días pueden ser calurosos pero las noches son frías. También, no olvidarse de llevar siempre encima un rollo de papel higiénico, puesto que baños hay por todas partes (públicos y privados -eso sí, la mayoría consisten en un agujero en el suelo-), pero el papel de váter brilla por su ausencia. ¡Ah! Y dominar el uso de los palillos, para no tener problemas a la hora de comer.
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