6 meses recorriendo Chile de punta a punta: la aventura de El Mundo de Pe a Pa
0| Publicado el 13 noviembre 2018
16 meses, 6 países y 40.000 km. Estas son las impresionantes cifras de presentación del blog El Mundo de Pe a Pa. Tras él se encuentran Maite y Erlantz, una pareja que un día decidió emprender el gran viaje con el que siempre habían soñado. Navegaron frente a los glaciares de Ptagonia, subieron al Machi Picchu, acamparon en las Torres del Paine y pasaron ¡3 semanas en la Isla de Pascua! Hablamos con ellos sobre su viaje por Chile y su experiencia en esa paradisíaca isla chilena.
De 16 meses dedicasteis 6 a Chile, ¿fue casualidad o estaba planeado?
Fue casualidad. Cuando comenzamos el viaje teníamos un plan general sobre el itinerario, sabíamos algunos lugares a los que queríamos ir sí o sí, pero en ningún momento planificamos cuánto tiempo estaríamos en cada uno de ellos. Y por eso mismo, no teníamos ni idea de cuánto tiempo pasaríamos en cada país.
Pero Chile es enorme. Aunque en el mapa aparece tan delgadito ahogado entre el Pacífico y los Andes, la realidad es que son unos 5 000 km de norte a sur, que se dicen pronto. Así que nos lo tomamos con calma.
¿Qué es lo que hace especial a este país y lo diferencia del resto que visitasteis?
Para mí (Maite) Chile es especial porque viví allí durante un año y medio, fue donde terminé mi carrera universitaria, donde fui muy feliz y donde también sufrí mucho. Así que mi visión de este país está altamente influenciada por todo esto.
Lo que pensamos ambos es que es por un lado es un país que mira bastante hacia Estados Unidos y quiere parecerse a él. Esto se ve principalmente en Santiago, pero también en ciertas formas de hacer las cosas como la cultura de ir al mall (centro comercial).
Sin embargo, hay zonas donde se guardan mucho las formas tradicionales y hay mucha conexión con lo ancestral y la naturaleza. Como por ejemplo en la zona de la Carretera Austral o el Sur en general donde aún hay comunidades mapuches o williches que cada día se hacen el pan casero, la mermelada, etc.
Por otro lado, es un país donde los extremos son muy extremos, desde la zona más austral hasta el desierto más árido del mundo. Y donde, si lo recorres de punta a punta, vas viendo todo el gradiente climatológico.
¿Cuáles son los sitios imprescindibles que ver en Chile?
La verdad es que es difícil hacer una selección de los imprescindibles porque son muchos. Pero ahí vamos con nuestro top 5 (no están en ningún orden particular, todos son increíbles):
- Valparaíso: la ciudad es puro arte al aire libre. Lo más llamativo son los barrios marineros con calles laberínticas y pintadas de vivos colores. Además, hay arte callejero en todas partes, muchas tiendas con objetos artesanales y de diseño propio, obras de arte y conciertos en la calle.
- Isla de Pascua: un paraíso que es de otro continente. Pertenece a Chile por cuestiones históricas y no geográficas. Es simplemente un lugar único en la tierra, con mucha influencia de la cultura polinésica, pero al mismo tiempo una historia llena de misterios.
- Carretera Austral: son 1 200 kilómetros de naturaleza en estado puro. Si te gusta la naturaleza, aquí tienes para aburrirte: montañas, mar, lagos, bosques, cascadas y glaciares en cada esquina. Si a esto le sumamos que la gente es extremadamente hospitalaria y cálida, es que no te dan ganas de irte. Eso sí, a la Carretera Austral hay que dedicarle tiempo, no vale ir dos días.
- San Pedro de Atacama: es un pueblito muy preparado para el turismo. Pero no es por nada. En los alrededores de este lugar hay muchos lugares interesantes que visitar: géisers, lagunas saladas (como el mar muerto), paisajes lunares, ruinas arqueológicas… Difícil llegar a visitar todas las maravillas de la zona.
- Valle del Elqui: es donde se cultiva la uva para hacer el pisco, el licor que se disputan Chile y Perú. Más allá de los viñedos y las rutas que hay para visitar distintas bodegas, los paisajes de este lugar, el sol casi constante, ser el lugar de origen de Gabriela Mistral y la observación astronómica son otros de sus puntos fuertes.
¿Sois más de Santiago de Chile o de Valparaíso?
Valparaíso 100%. Hace ya unos años estuve viviendo allí durante un año y medio. Valparaíso es puro arte y alma. Es una ciudad bohemia. Está en una bahía preciosa, así que huele a mar. Tiene el puerto y sus casas de colores. No hay forma de no enamorarse perdidamente.
Santiago, en cambio, es una ciudad moderna, bastante clasista. Su casco histórico es bonito y hay muchas cosas interesantes que visitar. Pero tiene un poco de no-lugar, hay zonas en las que sientes que podrías estar casi en cualquier parte del mundo.
¿Y de Pablo Neruda, Roberto Bolaño o Isabel Allende? ¿Nos recomendáis algún libro para leer durante este viaje?
La autobiografía de Pablo Neruda “Confieso que he vivido” es probablemente el primer libro con el que descubrí el mundo de los viajes. No es un libro de viajes en sí mismo. Pero la vida de Pablo Neruda lo llevó por muchos países y continentes. En aquel momento recuerdo que lo idolatraba. Era una persona que había hecho lo que yo soñaba ya, sin saberlo: viajar por el mundo.
Isabel Allende llenó mi adolescencia con relatos mágicos como “La casa de los espíritus” y con otros más reales y dolorosos como “Paula”. Todo lo que caía en mis manos escrito por ella, lo devoraba.
Y Roberto Bolaño es un gran pendiente.
Si tengo que recomendar un libro, este sería «Viaje por Sudamérica» de Ernesto Guevara. Me lo regalaron por mi cumple y me encantó, es perfecto para cualquiera que vaya a viajar a Sudamérica. Además, aconsejo 3 películas: “Machuca”, “Violeta se fue a los cielos” y “No”.
La Carretera Austral en Chile es uno de esos lugares que llegó por casualidad a vuestro itinerario y os fascinó. Contadnos el motivo.
El primer motivo es precisamente ese, que no estaba planeado. Pero una vez allí descubrimos una naturaleza inexplorada, casi virgen. Una región en la que la Cordillera de los Andes da el 100%.
Las montañas te acompañan durante toda la ruta, puedes ver los glaciares desde el mismo camino, el color de los ríos y lagos es de un azul calipso que cuesta creer que no estén pintados por algún artista, los bosques milenarios, algunos con alerces gigantes, y todo regado por una constante secuencia de cascadas.
Y su gente. La calidez de la gente patagónica y su hospitalidad fue la guinda de un pastel que nunca nos cansaríamos de comer.
También visitasteis la Isla de Pascua durante… ¡3 semanas!
La isla de Pascua era uno de los dos lugares –junto con Torres del Paine- que me habían quedado pendientes tras haber vivido año y medio en Chile. Cuando nos vimos con la posibilidad de ir, le dije a Erlantz que quería de alguna forma desquitarme. No quería ir a la isla cuatro días como el resto de la gente. Quería sentir que estaba allí.
Así que compramos el pasaje para 3 semanas. Aquí sí que teníamos que planificar cuánto tiempo quedarnos, no es como si pudieras irte cuando te da la gana.
Los precios son bastante altos, así que decidimos hacer un voluntariado. De esta forma podríamos ahorrarnos alojamiento y algo de comida, y al mismo tiempo pensábamos poder conocer un poco de la cultura local. La primera parte funcionó bien, porque nos permitió ahorrar bastante dinero. Pero, dado que la dueña del campo donde trabajamos era de Santiago y no compartía con nosotros, no tuvimos ese contacto con lo local que buscábamos.
Igualmente fue una experiencia que nos aportó mucho, ya que no sólo nos permitió conocer la isla de una forma distinta sino también a otros voluntarios de nacionalidades muy distintas (Nueva Zelanda, Samoa, Filipinas, China, Francia…) y a otros trabajadores chilenos.
¿Recomendaciones? Comprar comida (tipo pasta, arroz, legumbres, etc) en Santiago y llevarla en una maleta. Hay que mirar bien las condiciones del vuelo, pero cuando nosotros fuimos nos permitían llevar dos maletas de 23 kg cada uno, así que aprovechamos y llevamos comida, lo cual supuso un gran ahorro a lo largo de esas 3 semanas.
Si queréis más recomendaciones generales y consejos prácticos sobre cuándo ir, qué ver y hacer, cómo moverse en la isla, dónde alojarse y demás, pasaros por nuestro blog, ¡tenemos una guía práctica sobre Isla de Pascua muy completa!
Algunos dicen que Chile es el país más europeo de Sudamérica, otros que es Argentina. ¿qué opináis vosotros?
Es muy posible que en ese sentido estén los dos muy emparejados, aunque como comentábamos antes Chile mira bastante a Estados Unidos (más que a Europa). Es cierto que, como ciudad, Buenos Aires es una capital con un aire más europeo. Pero en general como países, ambos son los países más occidentalizados que vistamos durante nuestro viaje (junto con Uruguay). Cuando cruzas a Bolivia desde cualquiera de los dos, te das cuenta del choque cultural que existe entre ellos.
Los vinos chilenos tienen cada vez mejor reputación, ¿tuvisteis la ocasión de brindar con ellos? ¿Y qué tal es la gastronomía?
Estuvimos 3 semana en el Valle del Elqui, donde se cultiva la uva y, aunque sí que producen vino, su principal uso es para hacer el pisco. Visitamos algunas bodegas de la zona y tenemos que decir que el vino no está nada mal, hacen un buen trabajo, pero el pisco está…
En cuanto a la gastronomía, a mí me encanto (¡y soy cocinero!). A diferencia de Argentina, que también tienen una gran costa, en Chile le dan mucha importancia a los productos del mar. El marisco y el pescado están muy presentes en su gastronomía, pero también la carne y los productos de la tierra.
Platos como el curanto de marisco, la chorrillana, el pastel de jaiva (un tipo de cangrejo), el clásico completo (un perrito caliente con aguacate), el mote con huesillo y el pebre, que nunca puede faltar como aperitivo en ninguna comida chilena, son algunas de las cosas que más nos gustaron.
Pienso en Chile y me viene a la cabeza “la alegría ya viene”. ¿Queréis compartir con nosotros vuestro momento más feliz allí? ¿Y el más duro?
El momento más feliz fue una casualidad en la Isla de Pascua después de 3 semanas trabajando la tierra en un voluntariado. Y es que el día que nos marchábamos Maite no paraba de decir que no estaba preparada para abandonar la isla, que aún no quería volverse. Fue entonces cuando en el aeropuerto nos comunican que había overbooking en el avión y que, si queríamos presentarnos como voluntarios para quedarnos, nos pagaban los gastos de alojamiento en un hotel, con las comidas en restaurantes incluidas y que además nos darían $400 a cada uno por las molestias ocasionadas.
Así que los sueños de Maite se cumplieron, un día más en la isla, disfrutando a todo lujo y además nos pagaron por hacerlo, ¿se puede pedir más?
Y el día más duro fue precisamente el día que llegamos a Chile por primera vez. Veníamos desde Ushuaia y cruzamos a Punta Arenas. Maite venía cargando con unas fuertes molestias en la rodilla y tuvimos que ir al centro médico a que le revisaran.
Las noticias nos cayeron como un jarro de agua helada: posible rotura del menisco. ¡Y justo íbamos en dirección al Parque Nacional Torres del Paine para hacer un trekking de 3 días!
El doctor nos dijo que, si se confirmaba este diagnóstico, era casi seguro que tendríamos que suspender el viaje para operar su rodilla. Aún nos quedaba un año de viaje planificado y la idea de tener que volver a casa nos hundió bastante.
Decidimos darnos un tiempo en la ciudad de Bariloche, donde Maite tiene familia y una casa donde alojarnos por tiempo indefinido, para pedir una segunda opinión y si había que operar quizá poder hacerlo allí.
Por suerte, no había rotura sino una inflamación interna. Maite se recuperó en unas semanas y pudimos continuar ruta.
¡Si quieres ver más fotos de las aventuras de Maite y Erlantz por Sudamérica, pásate por su Instagram!
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